Algunas personas viven para comprar zapatos, los amamos por eso.
Sin embargo nuestro fundador vive por algo diferente, desde la creación de la compañía estaba decidido a crear una marca enraizada en la compasión, ética y el amor, una marca llena de humanidad y que mantenga el alma tan dócil como los corazones de sus clientes cada vez que salgan de comprar un par de elegantes zapatos.
En 1972 Aldo Bensadoun, un joven con una meta y visión clara sobre el negocio de calzados, se propuso fundar una empresa diferente, una marca empática con sus consumidores, basada en el amor, respeto e integridad.
Aldo abre su primera tienda propia e independiente en 1978 en Ste Catherine Street en Montreal. Desde su apertura se propuso trabajar en pro, no sólo de su marca, sino de la humanidad, por eso fue que en 1985 decide romper con los tabúes de la sociedad y se convierte en la primer marca en apoyar activamente la lucha contra el Sida.
Aldo comienza a expadirse y en 1993 abre su primera tienda en Estados Unidos, cerca de Boston y ya en 1995 se expande al mercado internacional.
La firma cuenta con un ejército de cazadores de tendencias que se pasean por las calles, revisan la prensa especializada y asisten a eventos de moda. “Nos enfocamos en una clientela que busca un estilo apropiado que subraye su personalidad y que sea cómodo, todo esto a precios asequibles”.